Si tienes hijos, lo más seguro es que estés familiarizado con las regresiones de sueño. Esto nos pasó cuando mi hijo mayor tenía 2 años; justo lo habíamos pasado de la cuna a la cama. Al principio era casi imposible mantenerlo tranquilo acostado sin que se saliera del cuarto. Desesperados, desvelados y sobreestimulados, buscamos maneras de mantenerlo calmado y de que conciliara el sueño tranquilo en su cama.

Un día, después de muchos inventos —y hasta sobornos—, le propuse que se acostara con todo apagado y que le iba a contar una historia. A lo que él me dice: “Cuéntame una historia de Ringo (mi perro) sobre cómo aprendió a jugar básquetbol”. Para mi sorpresa, al terminar me dejó salir sin protestar y se quedó tranquilo hasta quedarse dormido.

Al día siguiente, mi esposo intentó lo mismo con otra historia y también funcionó. Entonces se me prendió el bombillo: ¿qué tal si hacemos un juego que los papás puedan usar como base para crear estas historias? Un juego donde el niño pueda escoger sus propios personajes y actividades; un juego que aporte tiempo de calidad en familia.

De ahí nace Story Builderzzz.